domingo, 23 de marzo de 2014

VIGENCIA DEL AT EN EL CRISTIANISMO. C. EN LOS ESCRITOS PAULINOS. La Ley Mosaica.



También en contexto de polémica, pero de manera más profunda, define Pablo el significado de la Ley antigua, que considera completamente superada. Para él, la Ley correspondía a una etapa infantil de la humanidad: ella fue «la niñera», cuyo papel ha cesado (Gál 3,24-25). No sólo eso: fue «la carcelera», que, con sus prescripciones, impedía la libertad (ibid., 3,23). La moral heterónoma de la Ley no permitía el desarrollo del hombre. Por eso la llama «lo elemental del mundo» (ibid., 4,3.9), es decir, los rudimentos de la humanidad, en paralelo con otras prácticas que intentaban imponer determinados sistemas de vida (cf. Col 2,8.20). 

En la carta a los Romanos da Pablo juicios muy duros contra la Ley: ella daba la conciencia del pecado (Rom 3,20; 7,7) y lo hacía proliferar (5,20), causando la reprobación de Dios (4,15). Aunque era buena en sí (7,12-16), resultaba impracticable (7,23) por la mala inclinación del hombre (7,19-24; cf. 3,27; 4,2; Flp 3,4-6). 

El Mesías fue el fin de la Ley (Rom 10,4), y si el cristiano pretende hacer de la Ley medio de salvación, está declarando inútil la muerte deJesús (Gá12,21) y carga con una maldición (ibid., 3,10.13). La Ley era una esclavitud (ibid., 5,1) y hay que morir a ella para vivir para Cristo (Rom 7,4; Gál 2,19). No puede estar más clara la derogación de la Ley: no sólo no es válida para los cristianos, sino que su observancia sería una traición al mensaje y a la obra de Jesús. 

Pablo es muy severo con la Ley de la antigua alianza, a la que llama «agente de muerte, letras grabadas en piedra» (2 Cor 3,7), oponiéndola al Espíritu; la Ley era «agente de la condena» (3,9), «lo caduco» frente a «lo permanente» (3,11).

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