domingo, 9 de marzo de 2014

VIGENCIA DEL AT EN EL CRISTIANISMO. B. EN EL EVANGELIO DE JUAN.La ley como código.



La Ley mosaica era imperfecta y no reflejaba la realidad de Dios; Juan la contrapone al amor fiel (1,17). Por eso Jesús se distancia marcadamente de la Ley, término que en Juan engloba varias partes del AT (“vuestra Ley”, 8,17, alusión a Dt 17,6; 10,34, cita de Sal 82,6; «la Ley de ellos», 15,25, cita de Sal 35,19 o 69,5). De ahí que los antiguos mandamientos queden sustituidos por el nuevo, el mandamiento de Jesús: «Igual que yo os he amado, amaos también vosotros unos a otros» (]n 13,34; 15,12.17); éste se despliega en «sus mandamientos», nunca explicitados (14,15.21; 15,10), que denotan las múltiples exigencias del amor mutuo. 

La Ley, en cuanto código legal, pertenecía, según Juan, a la etapa preparatoria que terminó con la llegada del Mesías (1,17; 7,23); por eso Jesús no la considera suya (7,19; 8,17). A la ley externa sucede la ley interna (cf. Jr 31,31; Ez 36,26s), el amor leal (1,17), el Espíritu (19,30.34). El cambio de alianza y, por tanto, de Ley se anuncia en la escena de Caná (2,1-11) (16). 

Por oposición a la antigua Ley, el código de la nueva alianza es, objetivamente, Jesús mismo crucificado, paradigma del amor al hombre (19,20; d. 13,34); subjetivamente, el Espíritu recibido, que interioriza a Jesús e identifica con él (17). 

16 Ibid, 151-155.
17 Ibid., 807-809.

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